“Orad en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velad en ello con toda perseverancia.”
Efesios 6: 18
“A demás, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.” Romanos 8: 28
“Una vez estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó de orar, uno de los discípulos le dijo: ‘Señor, enséñanos a orar, al igual que Juan enseñaba a sus discípulos.’” Lucas 11: 1
“Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo. No es que se necesite esto para que Dios sepa lo que somos, sino a fin de capacitarnos para recibirlo. La oración no baja a Dios hasta nosotros, antes bien nos eleva a él. Cuando Jesús estuvo sobre la tierra, enseñó a sus discípulos a orar. Les enseño a presentar a Dios sus necesidades diarias y a echar toda su solicitud sobre él. Y la seguridad que les dio de que sus oraciones serían oídas, no es dada también a nosotros.” (p. 11)