La Educación

La Educación

Ellen G. White

$ 15.00 USD

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“Todo el que quiera ser sabio que comience por obedecer a Dios; conocer al Dios santo es dar muestras de inteligencia.”
Proverbios 9: 10

“Que nuestros hijos, en su juventud, crezcan como plantas frondosas; que sean nuestras hijas como columnas esculpidas para adornar un palacio.” Salmo 144: 12

“La verdadera educación significa más que la prosecución de un determinado curso de estudio. […] Es el desarrollo armonioso de las facultades físicas, mentales y espirituales.” (p. 13)

“La obra de la redención debía restaurar en el hombre la imagen de su Hacedor, devolverlo a la perfección con que había sido creado, promover el desarrollo del cuerpo, la mente y el alma, a fin de que se llevara a cabo el propósito divino de su creación. Este es el objetivo de la educación, el gran propósito de la vida.” (p. 15)

“En el sentido más elevado, la obra de la educación y la de la redención, son una, pues tanto en la educación como en la redención, ‘nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo’.” (p. 29)

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“Todo el que quiera ser sabio que comience por obedecer a Dios; conocer al Dios santo es dar muestras de inteligencia.”
Proverbios 9: 10

“Que nuestros hijos, en su juventud, crezcan como plantas frondosas; que sean nuestras hijas como columnas esculpidas para adornar un palacio.” Salmo 144: 12

“La verdadera educación significa más que la prosecución de un determinado curso de estudio. […] Es el desarrollo armonioso de las facultades físicas, mentales y espirituales.” (p. 13)

“La obra de la redención debía restaurar en el hombre la imagen de su Hacedor, devolverlo a la perfección con que había sido creado, promover el desarrollo del cuerpo, la mente y el alma, a fin de que se llevara a cabo el propósito divino de su creación. Este es el objetivo de la educación, el gran propósito de la vida.” (p. 15)

“En el sentido más elevado, la obra de la educación y la de la redención, son una, pues tanto en la educación como en la redención, ‘nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo’.” (p. 29)

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